A veces me resulta tan, tan obvio por qué somos amigas que no me lo creo!<br />
Si, la pierna. No dejar trabajar y, aun peor, tampoco hacer la montanha de cosas que una tiene que hacer.<br />
Piernas, luchas libres, patadas, todo con tal de no dejar al otro tranquilo! Y dejarlo en calzoncillos afuera del apartamento, en el pasillo del edificio también.
En efecto.<br />
La dignidad, la muerte por hinchapelotismo, el duelo de las mujeres hinchapelotas una vez muertos sus maridos... Recuerdo a esa mujer, sí. Ella obligó a su marido a subir la escalera con patines, porque recién había encerado. Y él murió.<br />
Pero luego, en la tele, la genté votó, y ella también murió.<br />
Lo de la pierna no volverá a repetirse.